lunes, 10 de diciembre de 2018

DESCARTES EL DUBTE METÒDIC I LA MORAL PROVISIONAL

DESCARTES

EL DUBTE METÒDIC I LA MORAL PROVISIONAL 





Els motius del dubte són fonamentalment quatre:
1.-Dubte dels sentits: Els sentits corporals ens enganyen. Veiem miratges, ens expliquen coses contradictòries. Per tant no podem fiar-nos-en. No ens donen una informació clara i distinta.
2.-Dubte del món extern: Sovint no podem distingir entre un somni i la vigília (tornem al tema de Calderón: “la vida es sueño) , per tant no podem estar gaire segurs de l’existència real del món extern, que ens arriba només a través del coneixement sensible.

3.-Dubte del propi coneixement: De vegades, ens confonem fins i tot en el càlcul matemàtic. Per tant no podem afirmar que el nostre coneixement està ben fonamentat. Podem equivocar-nos quan reflexionem, per tant el propi raonament ha de ser posat en dubte.

4.-Dubte del geni maligne: "Geni maligne" és una invenció de Descartes que apareix en les Meditacions Metafísiques. Vindria a ser una mena de follet enganyador que ens fa creure que és veritat allò que no és veritat. És una hipòtesi prou agosarada per l’època perquè, en el fons, el que significa és que (potser) el món no sigui la creació d’un déu de bondat sinó d’un poderós monstre dolent.
Podria haver-hi algun geni dolent que m’enganyés i que em fes creure que el que jo conec és real sense que necessàriament ho sigui. Per tant em resulta necessari dubtar.
Descartes vol arribar a una primera veritat superadora del dubte. Necessita quelcom que sigui evident per si mateix, independentment de tota tradició o autoritat. La superació del dubte només pot fer-se d’una manera ordenada, pas per pas. Per això el descobriment de la primera veritat (cogito) només pot néixer de l’aplicació de regles metòdiques.

Abans del dubte, però, caldrà una moral provisional:


Webgrafia:
http://www.alcoberro.info/planes/descartes3.htm

http://www.educa2.madrid.org/web/educamadrid/principal/files/15fde000-3fb0-415b-9ba5-493d877959ea/DESCARTES_FASES_DE_LA_DUDA.gif

http://images.slideplayer.es/7/1736035/slides/slide_22.jpg

DESCARTES: LAS CUATRO REGLAS DEL MÉTODO CARTESIANO

DESCARTES:


 

LAS CUATRO REGLAS DEL MÉTODO CARTESIANO.

En el siglo XVII se abren nuevos horizontes en el saber humano. Esto que culminará con la enciclopedia un siglo más tarde es un período que no pasará desapercibido para el futuro.
La ciencia no es únicamente un conocimiento teórico de las causas, se presenta como una oportunidad de crecimiento humano. Este conocimiento útil se erige con la certeza racional y evidente que le da solidez a sus propios planteamientos. Es el siglo de la física, las matemáticas, la geometría y las ciencias que no dependen de lo subjetivo.

EL MÉTODO CARTESIANO
Descartes propone un método que ha de ser matemático y universal, sea cual sea su aplicación o campo del saber a que se refiera. La definición de lo que él entiende por método la podemos encontrar en la Regla IV de su obra "Regulae ad directionem            ingenii":
"Así pues, entiendo por método reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que las observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero, y, no empleando inútilmente ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su ciencia, llegará al conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz.»
("Reglas para la dirección del espíritu". Alianza editorial, Madrid 1989, pg. 79 )
La primera ventaja que nos proporciona el método es evitar el error. Pero, además de proporcionarnos un conjunto de reglas o procedimientos para deducir lo que ya conocemos, puede aplicarse a cualquier nuevo campo del saber. El método permitirá que aumentemos nuestros conocimientos y descubramos nuevas verdades.
 
Las reglas del método pueden resumirse en cuatro fundamentales, enunciadas por Descartes en su "Discurso del método":
1. Regla (Evidencia) 
«No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era: es decir, evitar con todo cuidado la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviese ocasión alguna para ponerlo en duda»

Descartes es un precursor del método basado en la evidencia. Sólo acepta como verdadero lo evidente. Pero ¿Qué es evidente? La evidencia se produce sólo en la intuición, es decir, en un acto puramente racional por el que nuestra mente capta o "ve" de modo inmediato y simple una idea. La intuición es la captación intelectual inmediata de una idea. Inmediato implica que no hay una cadena deductiva de por medio y, por otra parte, que no hay mezcla con nada sensible (no median los sentidos o la experiencia para captar esa idea). Si lo que es evidente es lo que es intuido, ¿Qué es lo que la mente intuye? ideas claras y distintas.
Una idea es clara cuando podemos advertir todos sus elementos sin la menor duda (se opone a oscura).
La idea será distinta cuando aparezca claramente diferenciada, separada y recortada de las demás, de tal manera que no podamos confundirla con ninguna otra idea. (se opone a idea confusa).

La intuición intelectual se caracteriza por su indubitabilidad y exclusión total del error. Entre lo absolutamente falso y lo absolutamente verdadero no hay término medio. Algo es verdadero o falso. Descartes excluye los conocimientos que son únicamente probables. La certeza, como propiedad fundamental del saber, exige la desestimación absoluta de lo probable. Lo que no es claro y distinto (evidente) es confuso y oscuro debiendo ser rechazado como posible fuente de conocimiento.
La evidencia, como criterio de verdad, exige también que el conocimiento se retraiga a sus propios dominios y leyes, independientemente de lo que exista externamente a nuestra mente y su proceder. No hay posibilidad de experimentar una intuición sensible. Ésto no existe. Las ideas que provienen de la sensación son siempre oscuras y confusas.
Descartes llamó también "naturae simplices" o naturalezas simples a las ideas que poseen las características de claridad y distinción. Estas naturalezas simples son conocidas intuitivamente y constituyen los pilares sobre los que se asientan las verdades o ideas complejas. Por supuesto, Descartes sólo admite un reducido número de ideas simples (extensión, substancia, pensamiento, etc.). La mayoría de nuestras ideas son complejas, por lo que hay que encontrar la manera de reducirlas a ideas simples, por lo tanto, evidentes.
Descartes va cerrando el círculo: las naturalezas simples son, además, ideas innatas, es decir, ideas que están potencialmente en la mente y surgen con ocasión de determinadas experiencias.

Las ideas innatas son poseidas por todos los hombres por el hecho de ser racionales. No son ideas que se adquieran a través de la experiencia o el aprendizaje y tampoco dependen de la cultura o las condiciones históricas. Son verdades evidentes que se hallan en nuestras mentes, independientemente del tiempo, el lugar y la persona que las piense. Esto era necesario para poder garantizar un conocimiento evidente o cierto. Las ideas innatas garantizan la veracidad de nuestros conocimientos al convertirse en su verdadero y único sostén. Ellas mismas no necesitan (ni pueden) ser demostradas ya que caen fuera de la cadena de deducciones. El primer motor inmóvil que mueve sin ser movido queda transformado el las unidades simples de conocimientos que son la base de toda demostración sin ser ellas mismas demostradas por nada.
2. Análisis 
«Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como requiriese para resolverlas mejor»

Cualquier problema que tengamos que estudiar no es más que un conjunto vertebrado de ideas complejas. Analizar consiste en descomponer lo complejo en sus elementos simples, elementos éstos que podrán ser susceptibles de ser intuidos como ideas claras y distintas, esto es: evidentes.
Reducimos lo complejo a lo simple y, en el mismo movimiento, accedemos desde lo desconocido a lo conocido: las ideas innatas. Este procedimiento puede ser

3. Síntesis
«El tercero, en conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos, suponiendo incluso un orden entre los que se preceden naturalmente unos a otros".

Una vez que hemos llegado a los elementos simples de un problema hay que reconstruirlo en toda su complejidad, deduciendo todas las ideas y consecuencias que se derivan de aquellos principios primeros absolutamente ciertos. La síntesis es un proceso ordenado de deducción, en el que unas ideas se encadenan a otras necesariamente. En el proceso deductivo no sólo reconstruimos lo complejo a partir de sus elementos simples y verdaderos, sino que ampliamos nuestros conocimientos con nuevas verdades: de lo conocido (los elementos simples ) accedemos a los desconocido mediante un proceso ordenado y riguroso de concatenación de ideas.

La síntesis complementa al análisis y nos permite avanzar en la búsqueda de nuevas verdades.
4. Comprobación
«Y el último, en realizar en todo unos recuentos tan completos y unas revisiones tan generales que pudiese estar seguro de no omitir nada»

Se trata de comprobar y revisar que no haya habido error alguno en todo el proceso analítico-sintético. La comprobación intenta abarcar de un solo golpe y de manera intuitiva la globalidad del proceso que se está estudiando. Se parte de la intuición y a ella se vuelve.
Una vez comprobado todo el proceso, podremos estar seguros de su certeza.

Webgrafia:

 

DESCARTES: LOS SUEÑOS Y LA GEOMETRIA ANALÍTICA

Los sueños de Descartes y los orígenes de La Geometría 


Resultat d'imatges de Descartes  geometria analitica

El 10 de noviembre de 1618 ocurrió un evento de trascendental importancia en la vida de Descartes, el encuentro con Beeckman, un intelectual amante de la Física y la Matemática. Vagando por Breda, Descartes se tropezó con una gente que miraba un anuncio en el que un matemático retaba a que se resolviese un problema, cosa muy propia de la época. Como Descartes todavía no dominaba el holandés, suplicó a quien estaba al lado que se lo tradujese al latín o al francés. Resultó ser Beeckman, quien hablándole en latín, le explicó en qué consistía el problema: «¿Cuán lejos caerá una piedra en una hora si se sabe cuán lejos cae en dos?», y le dio su tarjeta de visita. Beeckman se quedó atónito cuando al día siguiente el joven francés se presentó en su casa, sin anunciarse, con la solución del problema, lo que inició una fructífera amistad, mantenida sobre todo de forma epistolar, plena de gratitud recíproca, como muestran sendas cartas de Descartes a Beeckman, donde se explaya en palabras de agradecimiento hacia él por ser el catalizador de la empresa intelectual de ordenamiento de sus reflexiones y concepciones científicas. 

«Podéis estar seguro que antes olvidaría a las musas que a vos, [...], ellas me han atado a vos con lazos de afecto» (24/1/1619, AT,X, 162-163). 
«[...] Vos habéis sido el instigador, el motor primero de mis investigaciones, [...], vos me sacudisteis la desidia, apartándome de la erudición inútil, conduciendo mi espíritu, que vagaba en ocupaciones ociosas, a otras mejores, [...]» (23/4/1619)

Influido por Beeckman, Descartes emprende una serie de estudios matemáticos en relación con la trisección del ángulo y las ecuaciones cúbicas, y es consciente, tras los contactos con la literatura rosacruciana alemana, de que los aspectos algebraicos, en especial el simbolismo que apuntaba a convertirse en el lenguaje universal que permitiría el conocimiento y el dominio global de la realidad, entroncan con la tradición hermética y cabalística del arte luliano en íntima relación con la idea del saber universal.

EN UNA MANO LA PLUMA Y EN L A OTRA LA ESPADA

S. de Sacy, en su biografía de Descartes de 1956, refleja la imagen del filósofo como lo hace esta ilustración, describiendo «al hombre izado entre una generación de aventureros, [...], un mosquetero del alma, [...] en vagabundeo metódico, [...]». En el gran teatro del mundo, apareciendo como desherado y marginal de las clases sociales dominantes, desligado de la tradición y del marco familiar, Descartes «sostiene en una mano la pluma y en la otra la espada», en un continuo vaivén entre el afán de retiro y el estudio y su curiosidad por la vida mundana, alistándose en ejércitos, dedicado a la vida militar, como aventurero y rebelde, junto a los mercenarios de las guerras de Religión que asolaban Europa.


Provisto del bagaje intelectual del Renacimiento, dotado de una prodigiosa erudición alcanzada en La Flèche y de una brillante retórica, con una incontenible afición a la Matemática, trasmitida por el padre Françoise y por Beeckman, Descartes viaja y conoce mundo «pues es casi lo mismo conversar con gentes de otros siglos que viajar» (DM.AT,VI, 6) y se convierte en el filósofo enmascarado que persigue la sabiduría universal que anunciaban sus curiosas lecturas de adolescencia, de raíces lulianas, dentro de la tradición hermético cabalística.


El interés por los rosacruces, que presumían de tener la clave de la sabiduría universal, impele a Descartes a abandonar Holanda hacia mayo de 1619 camino de Alemania, donde asiste a la coronación de Fernando II y se enrola en las tropas del Duque de Baviera.

A la llegada del invierno, Descartes se retira a alguno de los refugios militares, quizá en Ulm, donde vivía el matemático Faulhaber. En un ambiente propicio para la meditación, Descartes se plantea algunos problemas geométricos y la solución lograda le induce a buscar un método general para resolver cualquier problema de Geometría que se le presentase. Pero enseguida extrapola sus ideas y amplía tan ambicioso plan para concebir la posibilidad de encontrar un método para el descubrimiento de la verdad en cualquier rama de la ciencia. Así que en la mente de Descartes fue tomando cuerpo el ideal de un conocimiento integral, unificado sobre la totalidad global de las ciencias, que al tratar de lo divino y de lo humano, reuniría todas las ciencias con un simbolismo adecuado, intuyendo que el Álgebra y la Geometría, adecuadamente interpretadas e insertas en un simbolismo superior, podían convertirse o al menos apuntar hacia el tan proclamado saber universal.

Con estas ideas fijas en la mente, en la noche del 10 de noviembre de 1619, primer aniversario del encuentro con Beeckman, Descartes tuvo una concatenación de sueños que le dejaron una profunda impresión marcando un hito en su ulterior evolución espiritual.

La profunda experiencia visionaria fue plasmada por Descartes en un manuscrito de 1620, en latín, con el nombre de Olympica, ahora perdido, que parece ser fue ojeado por Leibniz en su estancia en París en 1675 y que fue traducido por Baillet, el biógrafo de Descartes (AT.X, 181-188). En una minuciosa descripción de los sueños y su interpretación, Descartes relata un itinerario simbólico en sus tres sueños: siente angustia en el primero, luces prometedoras en el segundo, hasta alcanzar la revelación de la verdad en el tercero, en el cual el espíritu de la Verdad quería «abrirle los tesoros de todas las ciencias». Los Olympica comienza con estas palabras: «X Novembris 1619, cum plenus forem Enthousiasmo et mirabilis scientiae fundamenta reperirem ...» «X de noviembre de 1619, cuando, lleno de entusiasmo, descubrí los fundamentos de una ciencia admirable.» En la interpretación mística que hace Descartes de sus sueños, a él se le ha revelado la unidad de la ciencia, ha sido ungido de un sagrado entusiasmo místico que le ha liberado de una crisis espiritual y le ha cargado de una gran responsabilidad en el alumbramiento de la verdad al tomar conciencia de una misión: ¿Será ésta emprender la magna empresa de reforma de la Filosofía y consecuentemente de la Matemática? El espíritu de la verdad ha conducido a Descartes a una exaltación intelectual para alcanzar «la visión de una ciencia nueva y admirable», que tal vez debía de ser el conocimiento de todas las cosas de las que el espíritu humano es capaz, y que sus fundamentos consistirían en un método general –extraído de los procedimientos del pensamiento matemático– donde se experimenta la certeza y evidencia inherentes al verdadero saber. Al año siguiente, el mismo día 10 de Noviembre, aniversario del encuentro con Beeckman y de los sueños, Descartes vuelve a tener una visión que le ilumina, escribiendo al margen del manuscrito de Los Olympica (AT.X.179): «X Novembris 1620. Coepi intelligere fundamentum inventi mirabilis.» «10 Noviembre 1620. He empezado a entender el fundamento de un admirable descubrimiento.»

LOS SUEÑOS DE DESCARTES Y LA GEOMETRÍA 



La noche del domingo del 10 al 11 de noviembre de 1619, en un descanso en los cuarteles de invierno de los ejércitos de Maximiliano de Baviera, Descartes enfrebrecido sufre alucinaciones. Sintiendo una iluminación interior asiste «lleno de entusiasmo» a la revelación de «los fundamentos de una ciencia admirable». Descartes tiene tres sueños que le hacen tomar conciencia de su vocación filosófica. En palabras de su primer biógrafo A.Baillet (La Vie de Monsieur Des-Cartes):

«[...] Le fue revelada la clave mágica que le abría el acceso al tesoro de la naturaleza y que le colocaba en situación de poseer los verdaderos fundamentos de todas la ciencias».

La descripción de los sueños de Descartes en los Olympica pudo ser un pretexto literario o un artificio poéticofilosófico para explicar que se sentía predestinado a la búsqueda de la sabiduría universal. En todo caso la experiencia onírica de Descartes fue una intensa vivencia personal, un auténtico Pentecostés, que marcó su porvenir. A raíz de los sueños, Descartes, imbuido de entusiasmo y satisfacción, decidió ir en peregrinación al santuario de Santa María de Loreto y aunque cambió de residencia muchas veces entre 1619 y 1650, jamás se separó del manuscrito de sus sueños.


Los sueños de Descartes, de gran significado freudiano, marcaron una impronta inmarcesible en la orientación de su pensamiento. El rapto místico habría de servir a Descartes de cimiento de un sólido edificio racionalista, presidido por la «unidad» como emblema para entender el mundo: unidad de la Matemática a través de la fusión del Álgebra y la Geometría; unidad entre Física y Matemática; unidad de todas la ciencias; presidida por la unidad de método y criterio «para bien conducir la razón y buscar la verdad en las ciencias», que así subtitulará precisamente a su principal obra filosófica y científica: El Discurso del Método; en suma, unidad de todo el saber radicada en el espíritu proclamada con carácter de primariedad desde el comienzo de su último escrito de juventud: Las Reglas para la dirección del espíritu (Regulae ad directionem ingenii)

 La importancia que La Geometría de Descartes tiene en la Historia de la Matemática, ha propiciado, a veces, la sublimación de la intuición de sus raíces en la mente de Descartes, de modo que algunos historiadores le atribuyen un origen casi legendario, según el cual el 10 de Noviembre de 1619, en su delirio onírico Descartes habría adivinado la unión del Álgebra y la Geometría en un solo cuerpo de doctrina: La Geometría Analítica –aunque más bien habría que hablar de Geometría Algebraica– y ante «la visión de una ciencia nueva y admirable» se habría sentido predestinado para construir un nuevo sistema filosófico, donde la Matemática ocuparía una situación privilegiada como llave del conocimiento y la sabiduría universal e instrumento de explicación racional de los fenómenos naturales, de modo que la iluminación de Descartes le procuraría una explicación global de la naturaleza física, es decir una Filosofía natural –una Física en sentido actual– basada en la Matemática. Así se explicarían los tres ensayos que al acompañar a El Discurso del Método justificarían de forma verdadera y global el método cartesiano.


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Webgrafia:
http://www.xtec.cat/sgfp/llicencies/200304/memories/geometriadescartes.pdf
https://image.slidesharecdn.com/camilagustavoalondrayelsa-141001161705-phpapp02/95/aportaciones-de-descartes-a-las-matemticas-7-638.jpg?cb=1412182787

DESCARTES: EL MÈTODE I EL RACIONALISME

1. Introducción a la filosofía de Descartes


La renovación de la filosofía y el problema del método

1.

La idea de que es necesario un método para dirigir bien la razón y alcanzar el conocimiento no es estrictamente hablando una elaboración propia y exclusiva de Descartes. Al menos debe compartir el mérito de tal creación con Bacon y Galileo. No obstante, es tan particular el uso que Descartes hace del método, y tal la influencia que ejercerá en la constitución de su pensamiento filosófico, que la asociación del problema del método con la filosofía cartesiana está plenamente justificada. A continuación se exponen algunas características de la época, necesarias para comprender la constitución de la filosofía cartesiana.

2.

¿Cuál es la situación con la que se encuentra Descartes al comenzar a desarrollar su pensamiento filosófico? Fueron numerosos los cambios sociales y políticos que se produjeron en Europa hacia el final de la edad media y que han sido profusamente estudiados hasta la actualidad. Entre ellos debemos señalar la emergencia de una nueva clase social, la burguesía; el progresivo abandono del modo de producción feudal; la constitución de los Estados nacionales; la renovación de las relaciones entre dichos estados y la iglesia. Todos ellos contribuyeron a modificar sustancialmente el panorama social y político de la Europa del siglo XVI, a finales del cual nace Descartes. Estos cambios sociales y políticos hay que añadir los cambios culturales que se produjeron correlativamente: el desarrollo del humanismo, el neoplatonismo, la aparición de una nueva ciencia que se ocupa del estudio de la naturaleza, y la extensión del pirronismo que, de una u otra manera, influirán en el desarrollo de la filosofía cartesiana.

3.

El humanismo había conseguido imponer una nueva percepción del hombre asociada a la necesidad de recuperar el saber clásico. Sin entrar en una confrontación frontal con la iglesia, y sin desmarcarse de los principales elementos del dogma, había resaltado el papel del hombre y la necesidad de considerarlo el objeto fundamental de la creación. Erasmo y Tomás Moro, entre otros, como el español Luis Vives, difundieron estos ideales por toda Europa. El renacimiento de saber clásico va acompañado de una gran efervescencia filosófica y científica en Italia sobre todo, pero también en el resto de Europa; el neoplatonismo de Marsilio Ficino y Pico de la Mirandola provocarían en Italia la renovación de la filosofía a la que se sumaría posteriormente, pero desde una perspectiva no ya platónica, Giordano Bruno; más importante, por lo que a Descartes respecta, será el desarrollo de la nueva ciencia representada por los filósofos especulativos o experimentales que, partiendo de una nueva concepción de la naturaleza, van a modificar sustancialmente el panorama intelectual de la Europa del XVII. Especialmente los científicos experimentalistas, quienes concebían la naturaleza como una realidad dinámica de cuerpos en movimiento organizados según una estructura matemática. El desarrollo del escepticismo representado fundamentalmente por Montaige, suscitará un debate crítico en torno a la capacidad de investigación y de conocimiento de la Escolástica que culminará en una crítica generalizada a todo saber, de la que también será un buen exponente el español Francisco Sánchez en su obra "Que nada se sabe". Es conocida la reacción de Descartes contra este escepticismo generalizado, y que estará en la base de la elaboración de su método.
Cuadro de una fiesta popular en el siglo XVII

4.

A todo ello hay que sumar el hecho de que la filosofía comienza a hacerse de un modo distinto. Frente a la a preeminencia de los teólogos nos encontraremos con filósofos que no son teólogos en el sentido en que lo podían ser santo Tomás o San Buenaventura; no porque desconozcan las cuestiones que plantea la teología natural o revelada, o porque prescindan de la discusión del tema, sino por no ser especialistas en teología. Si la filosofía medieval había sido ejercida fundamentalmente por teólogos y profesores, tampoco los filósofos modernos serán fundamentalmente profesores: ni Descartes, ni Galileo, ni Espinosa, ni Leibniz, ni Hume (aunque intentará conseguir una cátedra hacia el final de su vida) serán profesores ni pertenecerán a las estructuras académicas oficiales. Tampoco el modo de hacer filosofía es el mismo: frente al comentario como forma de trabajo fundamental de la escolástica, nos encontramos ahora con filósofos que realizan obras personales, mediante la actividad individual (aunque sea compartida pública y colectivamente con otros filósofos o con el público interesado en las cuestiones filosóficas), y no mediante una actividad o una reflexión colectiva, como era el método propio de trabajo de la escolástica. A todo ello hay que añadir la progresiva utilización de las lenguas vernáculas, frente a la preeminencia del latín a lo largo de toda la edad media como vehículo de expresión cultural y filosófica.

5.

Todos estos cambios son conocidos y asumidos por los filósofos de finales del XVI y principios del XVII, de tal modo que hay una clara conciencia de ruptura con respecto a la tradición medieval. Hablar de ruptura no significa necesariamente que el pensamiento filosófico pretenda surgir de la nada; aunque no demasiado abundantes sí habrá elementos propios del pensamiento medieval que serán asumidos y aceptados por los filósofos modernos.

6.

Por lo demás, ya desde Santo Tomás se había considerado necesario distinguir la fe de la razón y atribuir a cada una de ellas un campo específico y limitado. Esta distinción inicial que realiza santo Tomás será convertida en separación por Guillermo de Occam y, dada la influencia que ejercerán los nominalistas en Europa, progresivamente aceptada como un presupuesto indiscutible. Esta idea, asociada a los cambios anteriormente citados, prepara el camino para la exigencia de una total autonomía de la razón, que será reclamada por todos los filósofos modernos.

La ciencia renacentista y el problema del método.

1.

La clase de anatomía de RembrandtLa idea de que el método que utilizaba la escolástica había fracasado se había extendido poco a poco por toda Europa. El modelo silogístico de conocimiento se consideraba una forma inadecuada para la investigación, y quizá un procedimiento sólo apto para establecer vanas disputas o para poner a disposición de los demás algo que ya se conocía. Esta opinión la compartían también aquellos que se ocupaban de investigar la naturaleza. El fracaso de la física aristotélica se hacía cada vez más patente: recurrir a fuerzas ocultas o desconocidas, apelar a esencias imposibles de formular empíricamente se consideraba ya inaceptable en el estudio de la naturaleza. La naturaleza era interpretada como una realidad dinámica compuesta por cuerpos en movimiento y sometida a una estructura matemática. Quizá comience con Copérnico esta interpretación: recordemos que en el prólogo al "De Revolutionibus" presentaba su hipótesis heliocéntrica como una hipótesis matemática. Posteriormente los copernicanos acentuaron la importancia de las mediciones astronómicas para defender sus hipótesis, de modo que, en relación con el cambio de paradigma del universo, el carácter estructuralmente matemático de la realidad se iba poniendo de manifiesto.

2.

La idea de que es necesario un nuevo método para abordar el estudio de la naturaleza aparece ya de una manera clara y decidida en Bacon. En el "Novum Organum", luego de la "pars destruens", en la que Bacon analiza los ídolos (idola), es decir, los elementos o aspectos del conocimiento que interfieren en el conocimiento de la verdad y que recogen el conjunto de errores más comunes en la investigación de la naturaleza, se dedica en la"pars construens" a presentarnos un método de carácter inductivo que tiene por objeto la investigación de la realidad natural. El método escolástico ha fracasado y se necesita un nuevo método que sea capaz de ofrecernos un conocimiento real de la naturaleza. A pesar de la oscuridad y de la retórica todavía existente en la obra de Bacon la formulación del método inductivo está inequívocamente formulada.

3.

Lo mismo ocurre en el caso de Galileo. Su búsqueda de la objetividad en el conocimiento de la naturaleza le llevará a rechazar los procedimientos escolásticos inspirados fundamentalmente en Aristóteles. Galileo está convencido de que el conocimiento de la naturaleza es posible pero, que al estar escrito en un lenguaje matemático, requiere del conocimiento de dicha ciencia para ser interpretado así como de su aplicación correcta al ámbito del conocimiento. Sin embargo, es necesario recurrir a la experiencia para contrastar las hipótesis matemáticas que se formulan sobre la realidad, por lo que el carácter de su método es hipotético-deductivo. Además, la interpretación matemática de Galileo se orienta hacia la cuantificación, dirección que seguirá la física moderna con Newton y que se continuará hasta nuestros días.

4.

Descartes optará por una interpretación distinta del método. Comparte la idea de que la naturaleza es una realidad dinámica con estructura matemática. Comparte también la necesidad de la existencia del método dado el fracaso de los métodos anteriores en el conocimiento de la verdad. Pero tiene una interpretación distinta del significado de las matemáticas. Para Descartes el éxito de las matemáticas radica no en su estructura que hoy denominaríamos axiomática, sino en el método que utiliza. Y ese método es un método deductivo. Si el conocimiento de la naturaleza es posible gracias a las matemáticas es pensable que utilizando el método que utiliza las matemáticas se pueda alcanzar la verdad y la certeza en el conocimiento de los otros aspectos de la realidad.

5.

Descartes, por lo tanto, comparte con Bacon y con Galileo la necesidad del método para conocer la realidad. Las críticas que Bacon y Galileo realizan a la escolástica son similares a las que realiza Descartes. El fracaso de los métodos silogísticos, el fracaso de la física aristotélica, hacen necesario un nuevo método para interpretar la realidad. Ello supone la confianza en la razón que ha ido ganando su autonomía en el paso del siglo XVI al XVII. El nuevo método además ha de tener capacidad para descubrir, no basta un método que tengan carácter meramente explicativo, que sirva para exponer o para comunicar un conocimiento. No se trata de transmitir un saber acumulado a través de la historia, sino de descubrir, de inventar. Dado que para Descartes el éxito de las matemáticas radica en la utilización de un método, parece quedar claro que el conocimiento de la verdad debe ir asociado a la utilización de un método.

El racionalismo

1.

Frente a otras soluciones al problema del conocimiento y de la constitución de la "ciencia" que surgirán en la época, como el empirismo, Descartes optará por la solución racionalista. El racionalismo se caracterizará por la afirmación de que la certeza del conocimiento procede de la razón, lo que va asociado a la afirmación de la existencia de ideas innatas. Ello supondrá la desvalorización del conocimiento sensible, en el que no se podrá fundamentar el saber, quedando la razón como única fuente de conocimiento.

2.

Paralelamente, los modelos matemáticos del conocimiento (en la medida en que las matemáticas no dependen de la experiencia) se ven revalorizados. Las explicaciones del conocimiento basadas en la abstracción serán igualmente rechazadas, ya que la abstracción se produce a partir de la captación de las sustancias por medio de la sensibilidad (la explicación del conocimiento de Aristóteles y santo Tomás) que ya ha sido rechazada como fuente de conocimiento.

3.

Por el contrario, el racionalismo afirmará la intuición intelectual de ideas y principios evidentes, a partir de las cuales comenzará la deducción del saber, del mismo modo que todo el cuerpo de las matemáticas se deduce a partir de unos primeros principios evidentes e indemostrables. La relación de estas ideas con la realidad extramental será afirmada dogmáticamente, lo que planteará no pocos problemas a los racionalistas. Todo ello conduce al racionalismo al ideal de una ciencia universal, aspiración de la que la filosofía cartesiana es un buen exponente.

Webgrafia:
http://static.guim.co.uk/sys-images/Books/Pix/pictures/2013/9/12/1379004383515/Ren--Descartes-010.jpg
http://www.webdianoia.com/moderna/descartes/desc_intro.htm

DESCARTES: OBRES FILOSÒFIQUES

René Descartes








Obras filosóficas de Descartes


La obra cartesiana, pese a la temprana muerte de su autor, abarca una extensión considerable, si incluimos en ella la abundante correspondencia mantenida a lo largo de su vida y las obras no publicadas por él. La edición de referencia de sus obras completas es la realizada por Charles Adam y Paul Tannery de 1897 a 1909 en 11 tomos, con un suplemento añadido en 1913. El tomo 12 contiene una vida de Descartes escrita por Charles Adam. La última reedición de estas obras completas data de 1996.

A) Obras publicadas durante la vida de Descartes


1637.

"Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la Verité dans les sciences. Plus la Dioptrique, le Météores et la Géometrie, qui sont des essais de cette méthode". ("Discurso del método", seguido de la "Dióptrica", los "Meteoros" y la "Geometría"), editada en Leyden por Jean Maire.

1641.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", editada por Michel Soly en París. En esta primera edición en latín de las "Meditaciones metafísicas" se incluyen sólo las seis primeras series de objeciones y respuestas.

1642.

"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", segunda edición en Amsterdam, a cargo de Louis Elzevier, en las que se incluyen las séptimas objeciones y la carta al P. Dinet.

1643.

"Epistola Renati Descartes ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium", también editada por Louis Elzevier, en la que Descartes responde a un escrito denigratorio editado por Voetius.

1644.

"Renati Descartes Principia Philosophiae", primera edición de los "Principios de la filosofía", a cargo de Louis Elzevier en Amsterdam, obra dedicada a Elisabeth de Bohemia.
1644. Edición en latín del "Discurso del método", traducido por Et. de Courcelles y revisado por Descartes, con la "Dióptrica" y los "Meteoros", pero no la "Geometría", (que será editada en latín en 1649 por Schooten en traducción no revisada por Descartes.)

1647.

"Les Méditations métaphysiques de René Descartes", traducidas por el duque de Luynes son la primera edición en francés de las "Meditaciones", editadas en París por Veuve Jean Camusat y Pierre Le Petit. Se incluyen las respuestas a las primeras, segundas, terceras, cuartas y sextas objeciones, traducidas por Clerselier. Ambas traducciones fueron revisadas por Descartes
1647. "Les principes de la philosophie", primera edición en francés, en París, a cargo de Henri Le Gras. La traducción del abate Picot fue revisada por Descartes, quien añade una carta prefacio.

1649.

"Les Passions de l'âme", (más conocida entre nosotros como el "Tratado de las pasiones"), publicada por varios editores: en Holanda por Louis Elzevier y en Francia por Henri Le Gras, entre otros.

B) Obras publicadas tras la muerte de Descartes

El principal editor de Descartes es su cuñado Claude Clerselier. A la muerte de Descartes en Estocolmo el embajador de Francia Hector-Pierre Chanut se hace cargo de sus escritos, que envía a Clerselier, quien procede a editar algunas de sus obras y gran parte de su correspondencia:

1657.

"Lettres de Descartes", editadas por Charles Angot y Henri Le Gras, en París. Un segundo volumen será editado en 1659, con traducciones más o menos afortundas de su correspondencia en latín.

1664.

"L' homme de Descartes" (el Tratado del hombre) y el "Traité de la formation du foetus", ambas editadas por Charles Angot y Théodore Girard.

1667.

"Le Monde", según el texto original, editado por Michel Bobin y Nicolas Le Gras, junto a una nueva edición del Tratado del hombre .

1668.

Ediciones del "Tratado de mecánica" y del "Tratado de música", así como de nuevas entregas de la correspondencia cartesiana, a cargo de varios editores.
El resto de las obras inéditas de Descartes se publicaron esporádicamente a lo largo de los siglos XVIII y XIX, culminando en la edición de sus obras completas por Charles Adam y Paul Tannery entre los años 1897 y 1909, convertida en la obra de referencia de la bibliografía cartesiana.

lunes, 3 de diciembre de 2018

DESCARTES: BIOGRAFIA. (CAPÍTOL A "MERLÍ")

René Descartes







Biografía


René Descartes (1596-1650)

Casa natal de DescartesDescartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena francesa. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachin Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser criado en casa de su abuela materna, a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida. Posteriormente hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber.
Esta muestra de escepticismo, que Descartes presenta como un rasgo personal es, sin embargo, una característica del pensamiento de finales del siglo XVI y principios del XVII, en los que el pirronismo ejerció una notable influencia. Terminados sus estudios Descartes comienza un período de viajes, apartándose de las aulas, convencido de no poder encontrar en ellas el verdadero saber:
"Por ello, tan pronto como la edad me permitió salir de la sujeción de mis preceptores, abandoné completamente el estudio de las letras. Y, tomando la decisión de no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el resto de mi juventud a viajar, a conocer cortes y ejércitos, a tratar con gentes de diversos temperamentos y condiciones, a recoger diferentes experiencias, a ponerme a mí mismo a prueba en las ocasiones que la fortuna me deparaba, y a hacer siempre tal reflexión sobre las cosas que se me presentaban, que pudiese obtener algún provecho de ellas." (Discurso del método)
Después de sus estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola en 1618, en Holanda, en las tropas de Maurice de Nassau, príncipe de Orange. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, para quien escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. Durante varios años mantienen una intensa y estrecha amistad, ejerciendo Beeckman una influencia decisiva sobre Descartes, sobre todo en la concepción de una física matemática, en la que había sido instruido por Beeckman. Continúa posteriormente sus investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda de un método "científico" y universal.
En 1619 abandona Holanda y se instala en Dinamarca, y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Se enrola entonces en el ejército del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde elabora su método, fusión de procedimientos lógicos, geométricos y algebraicos. De esa época será la concepción de la posibilidad de una matemática universal (la idea de una ciencia universal, de un verdadero saber) y se promete emplearla en renovar toda la ciencia y toda la filosofía.
La noche del 10 de noviembre de 1619 tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión filosófica. La importancia que concede Descartes a estos sueños choca con las características que se le atribuyen ordinariamente a su sistema ( racionalismo), pero según el mismo Descartes nos relata, estarían en la base de su determinación de dedicarse a la filosofía, y contendrían ya la idea de la posibilidad de fundamentar con certeza el conocimiento y, con ello, reconstruir el edificio del saber sobre cimientos firmes y seguros. Habiéndose dotado con su método de una moral provisional, renuncia a su carrera en el ejército. De 1620 a 1628 viaja a través de Europa, residiendo en París entre los años 1625-28, dedicando su tiempo a las relaciones sociales y al estudio, entablando amistad con el cardenal Bérulle, quien le animará a desarrollar sus teorías en afinidad con el catolicismo. Durante este período se ejercita en su método, se libera de los prejuicios, acumula experiencias y elabora múltiples trabajos descubriendo especialmente en 1626 la ley de refracción de los rayos luminosos. También en esta época redacta las "Reglas para la dirección del espíritu", obra inacabada que expone lo esencial de su método.
Kiosco en un jardín de laépocaEn 1628 se retira a Holanda para trabajar en paz. Permanecerá allí veinte años, cambiando a menudo de residencia, completamente ocupado en su tarea filosófica. Comienza por componer un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios del que se dice satisfecho y que debe servir a la vez de arma contra el ateísmo y de fundamento de la física. Dicho tratado contendría ya las ideas fundamentales de lo que serían posteriormente las "Meditaciones metafísicas", según algunos estudiosos del cartesianismo, opinión no compartida por otros, que creen demasiado temprana la fecha como para que Descartes estuvisese ya en posesión de su metafísica.
Interrumpe la elaboración de dicho tratado para escribir en 1629 un "Tratado del mundo y de la luz" que acaba en 1633 y que contiene su física, de caracter mecanicista. Pero, habiendo conocido por azar la condena de Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra (que también sostenía Descartes), renuncia a publicar su trabajo. Por una parte no quiere enfrentarse con la Iglesia a la cual está sometido por la fe. Por otra, piensa que el conflicto entre la ciencia y la religión es un malentendido. En fin, espera que un día el mundo comprenderá y que podrá editar su libro. Este "miedo" de Descartes ante la condena de Galileo ha llevado a algunos estudiosos a buscar en su obra un significado "oculto", llegando a interpretar la demostración de la existencia de Dios que realiza en las Meditaciones como un simple ejercico de prudencia, que no se correspondería con el "auténtico" pensamiento cartesiano sobre la cuestión. Para difundir su doctrina mientras tanto publica resúmenes de su física, precedidos por un prefacio. Es el famoso "Discurso del método", seguido de "La Dióptrica", los "Meteoros" y "La Geometría", que sólo son ensayos de este método (1637). El éxito le conduce a dedicarse completamente a la filosofía. Publica en 1641, en latín, la "Meditaciones sobre la filosofía primera", más conocida como Las Meditaciones metafísicas, que somete previamente a los grandes espíritus de la época (Mersenne, Gassendi, Arnauld, Hobbes...) cuyas objeciones seguidas de respuestas serán publicadas al mismo tiempo. En 1640 muere su hija Francine, nacida en 1635, fruto de la relación amorosa mantenida con una sirvienta. En 1644 publica en latín los "Principios de la filosofía". La publicación de estas obras le proporciona a Descartes el reconocimiento público, pero también es la causa de numerosas disputas.
En 1643 conoce a Elizabeth de Bohemia, hija del elector palatino destronado y exiliado en Holanda. La princesa lo adopta como director de conciencia, de donde surgirá una abundante correspondencia en la que Descartes profundiza sobre la moral y sobre sus opiniones políticas y que le conducen en 1649 a la publicación de "Las pasiones del alma", más conocida como el Tratado de las pasiones, que será la última obra publicada en vida del autor y supervisada por él.
Posteriormente realiza tres viajes a Francia, en 1644, 47 y 48. Será en el curso del segundo cuando conozca a Pascal. Su fama le valdrá la atención de la reina Cristina de Suecia. Es invitado por ella en febrero de 1649 para que le introduzca en su filosofía. Descartes, reticente, parte sin embargo en septiembre para Suecia. El alejamiento, el rigor del invierno, la envidia de los doctos, contraría su estancia. La reina le cita en palacio cada mañana a las cinco de la madrugada para recibir sus lecciones. Descartes, de salud frágil y acostumbrado a permanecer escribiendo en la cama hasta media mañana, coge frío y muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años.
(La obra de referencia sobre la vida de Descartes es la de Adrien Baillet: "Vie de M. Descartes", que se puede consultar en línea en la BNF.)


- A casa, pots visionar el capítol "Descartes" de la sèrie "Merlí":





WEBGRAFIA:
https://www.youtube.com/watch?v=IqJ-4qi07Mc

https://www.youtube.com/watch?v=Ash4diUZBpw