domingo, 26 de septiembre de 2021

PLATÓ: El convit o de l' Amor.

 

PLATÓ: El convit o de l' Amor. 

 


En l’antropologia platònica destaca el tema de l’amor o eros. En el diàleg El banquet o Simposi (en grec Συμπόσιον, Sympósion i que significa trobada de bevedors ) s’endinsa en el tema fent, donada la complexitat de la qüestió, sis aproximacions. Els sis convidats en un banquet són els sis protagonistes que elogien l’amor, tot exposant-ne, successivament, les seves corresponents concepcions. Tal com és habitual en els diàlegs platònics, la darrera paraula la té Sòcrates, portaveu de la visió més genuïnament platònica.
Per Plató, amor i coneixement són inseparables: l’anhel d’anar més enllà del sensible i intuir les idees, la vertadera realitat. No només en El banquet ens parla de l’amor, també en el diàleg Fedre, on exposa que la passió amorosa és allò que fa créixer ales a l’ànima i, tot trencant amb el sensible o món de les coses, és eleva vers la contemplació de les idees.
Els sis protagonistes del diàleg El banquet són: Fedre, Pausànies, Erixímac, Aristòfanes, Agató i Sòcrates.



Fedre:
Elogia l’amor i en parla des de la perspectiva de l’amant, no pas de l’amat. L’amant està posseït per una força divina que el fa capaç de realitzar proeses; en conseqüència, l'amor és la força inspiradora de grans gestes.

Pausànies:
L’amor és la força transformadora de pròpia personalitat. L'enamorat se sent estimulat a desenvolupar, guiat per l'amat, la seva persona.
Erixímac:
Des d'una perspectiva mèdica i biològica, elogia el poder o força generadora de l'amor: tota la natura, diu, està impregnada d'amor.
Aristòfanes:

Veu l'amor com el desig de trobar el que ens manca, la recerca d’una unitat perduda.
L'amor neix de la mancança i de la nostàlgia, ens veiem incomplets i necessitem l'altre: som un fragment que aspira a la seva totalitat. Il·lustra la seva visió amb el mite de les tres classes d'amor.
Al començament, diu, existien tres tipus d'humans de constitució doble a la dels actuals humans: homes (dos homes actuals), dones (dues dones) i andrògins (un home i una dona actuals). La seva potència i atreviment eren tals que, aviat, el potent Zeus s'enfurismà i, com a càstig, els debilità tot partint-los en dos. Per això, des d'aleshores, cada meitat cerca la seva altra meitat. L'amor es el desig de tornar a la pròpia situació originària; jo només seré feliç si trobo la meva autèntica meitat, la meitat que em manca.
Agatò:
Parla de l'amor des de la perspectiva passiva de l'amat; el banquet o trobada es feia en honor seu i ell veu l'amor com el desig de rebre, propi de les persones que es creuen dignes de ser estimades.
Sòcrates:
És el darrer a parlar i, tot evocant un diàleg amb una dona sàvia anomenada Diotima, afirma que l'amor es un desig del que no es té i es anhelat com el més sublim i bell; és, diu, un impuls cap a la plena realització humana. L'amor que neix com a desig que desvetllen els cossos bells que m'envolten és tan sols una primera i primitiva forma d'amor. Després, s'ennobleix i es transforma en anhel envers les ànimes justes i belles. I així, progressivament, fins a l'autèntic i perfecte amor, el que se sent envers les idees, sobretot la de Be i Bellesa. Aquesta forma superior i sublim d'amor (amor platònic) pot fer renéixer les ales perdudes de l'ànima perquè s'enlairi fins al món de les idees.

 

Relació amb l' actualitat:
- Una persona es pot enamorar a distància o "on-line"?

. La conferència d' Amy Webb: How I hacked online dating:
https://www.youtube.com/watch?v=d6wG_sAdP0U

- Petons virtuals (Aportació de Paula Selfa B22):
https://www.youtube.com/watch?v=d052aTckvwI

- L' Universal de Plató (Idea de Bellesa) i el nombre més bell  ( phi o la secció àurea): 

"El primero en hacer un estudio formal del número áureo fue Euclides (c. 300-265 a. C.), quien lo definió de la siguiente manera:
Se dice que una recta ha sido cortada en extrema y media razón cuando la recta entera es al segmento mayor como el segmento mayor es al segmento menor.
Euclides Los Elementos Definición 3 del Libro Sexto.
Euclides demostró también que este número no puede ser descrito como la razón de dos números enteros; es decir, es un número irracional.
Platón (c. 428-347 a. C.) puede haber estudiado el número áureo; sin embargo, puede ser que se le atribuya el desarrollo de teoremas relacionados con el número áureo debido a que el historiador griego Proclo escribió:

Eudoxo... multiplicó el número de teoremas relativos a la sección a los que Platón dio origen.
Proclo en Un comentario sobre el Primer Libro de los Elementos de Euclides."


Algo pasa con phi - Capítulo 9 - Los fractales y la proporción áurea,




WEBGRAFIA:

http://www.xtec.cat/~lvallmaj/barriant/platoamo.htm
http://www.samaelgnosis.net/revista/ser11/androgino.gif

Altres adreçes d' interès:

http://aquileana.wordpress.com/2007/07/29/el-mito-del-androgino
https://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%BAmero_%C3%A1ureo
https://www.youtube.com/watch?v=Z9PU7VmHPgc

domingo, 19 de septiembre de 2021

PLATÓN, EL MITO DE ER

 

Platón, el mito de Er












—No es precisamente un relato de Alcínoo lo que te voy a contar, sino el relato de un bravo varón, Er el armenio, de la tribu panfilia. Habiendo muerto en la guerra, cuando al décimo día fueron recogidos los cadáveres putrefactos, él fue hallado en buen estado; introducido en su casa para enterrarlo, yacía sobre la pira cuando volvió a la vida y, resucitado, contó lo que había visto allá. Dijo que, cuando su alma había dejado el cuerpo, se puso en camino junto con muchas otras almas, y llegaron a un lugar maravilloso, donde había en la tierra dos aberturas, una frente a la otra, y arriba, en el cielo, otras dos opuestas a las primeras. Entre ellas había jueces sentados que, una vez pronunciada su sentencia, ordenaban a los justos que caminaran a la derecha y hacia arriba, colgándoles por delante letreros indicativos de cómo habían sido juzgados, y a los injustos los hacían marchar a la izquierda y hacia abajo, portando por atrás letreros indicativos de lo que habían hecho […].
[...] y después de que pasaban siete días en el prado, al octavo se les requería que se levantaran y se pusieran en marcha. Cuatro días después llegaron a un lugar desde donde podía divisarse, extendida desde lo alto a través del cielo íntegro y de la tierra, una luz recta como una columna, muy similar al arco iris pero más brillante y más pura, hasta la cual arribaron después de hacer un día de caminata; y en el centro de la luz vieron los extremos de las cadenas, extendidos desde el cielo; pues la luz era el cinturón del cielo, algo así como las sogas de las trirremes, y de este modo sujetaba la bóveda en rotación. Desde los extremos se extendía el huso de la Necesidad, a través de la cual giraban las esferas, […]. Y había tres mujeres sentadas en círculo a intervalos iguales, cada una en su trono; eran las Parcas, hijas de la Necesidad, vestidas de blanco y con guirnaldas en la cabeza, a saber, Láquesis, Cloto y Atropo, y cantaban en armonía con las sirenas: Láquesis las cosas pasadas, Cloto las presentes y Atropo las futuras. […] Una vez que los hombres llegaban debían marchar inmediatamente hasta Láquesis. Un profeta primeramente los colocaba en fila, después tomaba lotes y modelos de vida que había sobre las rodillas de Láquesis, y tras subir a una alta tribuna, dijo: “Palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: almas efímeras, éste es el comienzo, para vuestro género mortal de otro ciclo anudado a la muerte. No os escogerá un demonio, sino que vosotros escogeréis un demonio. Que el que resulte por sorteo el primero elija un modo de vida, al cual quedará necesariamente asociado. En cuanto a la excelencia, no tiene dueño, sino que cada uno tendrá mayor o menor parte de lla según la honre o la desprecie; la responsabilidad es del que elige, Dios está exento de culpa” […].
Una vez que todas las almas escogieron su modo de vida, se acercaban a Láquesis en el orden que les había tocado. Láquesis hizo que a cada uno la acompañara el demonio que había escogido, como guardían de su vida y ejecutor de su elección. Cada demonio condujo a su alma hasta Cloto, poniéndola bajo sus manos y bajo la rotación del huso que Cloto hacía girar, ratificando así el destino que, de acuerdo con el sorteo, el alma había escogido. Después de haber tocado el huso, el demonio la condujo hacia la trama de Átropo, para que lo que había sido hilado por Cloto se hiciera inalterable, y de allí, y sin volver atrás, hasta por debajo del trono de la Necesidad, pasando al otro lado de éste. Después de que pasaron también las demás, marcharon todos hacia la planicie del Olvido, a través de un calor terrible y sofocante. En efcto, la planicie estaba desierta de árboles y de cuanto crece de la tierra. Llegada la tarde, acamparon a la orilla del río de la Desatención, cuyas aguas ninguna vasija puede retenerlas. Todas las almas estaban obligadas a beber una medida de agua, pero a algunas no las preservaba su sabiduría de beber más allá de la medida, y así, tras beber, se olvidaban de todo. Luego se durmieron, y en medio de la noche hubo un trueno y un terremoto, y bruscamente las almas fueron lanzadas desde allí –—unas a un lado, otras a otro— hacia arriba, como estrellas fugaces, para su nacimiento. A Er se le impidió beber el agua; por dónde y cómo regresó a su cuerpo, no lo supo, sino que súbitamente levantó la vista y, al alba, se vio tendido sobre la pira.
Platón, República, 614a-621b.


Actualitat de la temàtica:
Aquesta notícia l' ha trobat C. B. (B12).

Un adolescente de EEUU despierta de un coma hablando en español


http://www.elmundo.es/f5/2016/10/25/580f133ce2704e545b8b4587.html


. Jenny Cockell. Caso de reencarnación. Español:


. LOS HIJOS DEL AYER (Película completa en español). Basada en la historia real de Jenny Cockell. 


. Ver también que en física, un agujero de gusano, es también conocido como puente de Einstein-Rosen. 


Por curiosidad: Extrañas criaturas están viajando en el tiempo // Top Documentales


Webgrafia:
http://valdeperrillos.com/books/farenheit451/platon-mito-er
https://www.youtube.com/watch?v=cd3t9BtkZvU

http://www.proyectopv.org/imagen/moerae.jpg
http://www.elmundo.es/f5/2016/10/25/580f133ce2704e545b8b4587.html

https://www.youtube.com/watch?v=xDIJGZMaxW0

https://www.youtube.com/watch?v=ZJG7jcLmPkE

https://www.youtube.com/watch?v=BF3mapkGZ2k

https://www.youtube.com/watch?v=crDwVqSDL1g

jueves, 16 de septiembre de 2021

MODEL D' EXAMEN PER A PREPARAR LA PREAVALUACIÓ

 Proves d’accés a la universitat

Convocatòria 2014
Història de la filosofia
Sèrie 5
Escolliu
UNA
de les dues opcions (A o B).
http://image.slidesharecdn.com/platonslideshare-091031145559-phpapp01/95/la-filosofia-de-platon-19-728.jpg?cb=1257001928



OPCIÓ A
—Per tant, tenim totalment acomplert el nostre somni: aquell pressentiment que ens deia que, tan bon punt comencéssim a fundar la nostra ciutat, trobaríem, amb l’ajut d’algun déu, un principi i model de la justícia.
—Doncs sí, és així.
—El nostre principi que el qui per naturalesa és sabater ha de fer sabates i no pas res més, i el qui és constructor, construccions, ha resultat ser una semblança de la  justícia; i, per això, ens ha estat profitós.
—Ho sembla.
—I la justícia sembla una cosa d’aquesta mena, però no pel que fa a les accions exteriors de l’home, sinó en relació amb l’activitat interior, de cara a l’individu en si mateix. L’home just no permet que cap de les parts de la seva ànima faci allò que és propi de les altres, i tot posant ordre en la sevapròpia casa, l’individu es domina i s’ordena, i és amic de si mateix, i es posa les tres parts en concòrdia, ordenadament com els tres termes d’una harmonia, el to baix, l’alt i el mitjà, i els que hi hagi encara entre aquests. Quan ho hagi enllaçat tot en un to temperat i ple d’harmonia, i sigui una unitati no una multiplicitat, aleshores podrà fer allò que li calgui fer, ja sigui treballar per enriquir-se, otenir cura del seu cos, o actuar en política. En tots aquests afers anomenarà justa i bona l’acció que produeix i conserva aquest estat de l’ànima; i anomenarà saviesa el saber que inspira aquesta acció; contràriament, anomenarà injusta l’acció que destrueix aquest estat, i ignorància l’opinió que inspira aquesta acció.
—Tens tota la raó, Sòcrates —va dir ell.
—D’acord —vaig dir—; crec que si afirmem que hem descobert l’home just i la ciutat justa i
la justícia que hi ha en ells, de cap manera no es podria dir que mentim.
—No, per Zeus! —va dir ell.
—Ho afirmem, doncs?
—Ho afirmem.
Plató
PLATÓ, La República. Llibre IV
Pla


1.Expliqueu breument (entre seixanta i cent paraules) les idees principals del text i com hiapareixen relacionades.[2 punts]
2.Expliqueu breument (entre cinc i quinze paraules en cada cas) el significat que tenen enel text els mots o les expressions següents:[1 punt]
a)«ànima»
b)«la seva pròpia casa»
3.Expliqueu el sentit i la justificació, segons Plató, de la frase següent del text: «[...] si afirmem que hem descobert l’home just i la ciutat justa i la justícia que hi ha en ells, de cap manera no es podria dir que mentim.» (En la resposta, us heu de referir als aspectes del pensament dePlató que siguin pertinents, encara que no apareguin explícitament en eltext.)[3 punts]
4.Compareu la concepció de Plató sobre què és el que fa que una societat sigui justa ambla concepció sobre aquesta mateixa qüestió d’un altre autor/a destacat de la història de la filosofia occidental.[2 punts]
5.Expliqueu si esteu d’acord o en desacord amb l’afirmació següent: «És millor viure en una societat on a cadascú se li assigni una feina que es correspongui amb les seves capacitatsnaturals i la seva educació, que no en una societat on cadascú faci la feina que vulgui ol’interessi, tant si està capacitat per a fer-la com si no.» Responeu d’una manera raonada. [2 punts]



- Té raó Plató quan diu que la democràcia és una malaltia de l' Estat? 
Mira aquest vídeo. Una mica d' humor:





 Webgrafia:


 http://universitatsirecerca.gencat.cat/web/ca/03_ambits_dactuacio/acces_i_admissio_a_la_universitat/.content/acces_i_admissio_a_la_universitat/proves_d_acces_a_la_universitat__pau/examens_i_informacio_de_les_materies/2014/pau_hfil14sl.pdf

 http://image.slidesharecdn.com/platonslideshare-091031145559-phpapp01/95/la-filosofia-de-platon-19-728.jpg?cb=1257001928



https://www.youtube.com/watch?v=sGyZLsmzIqY

iv

PLATÓ EL MITE DEL CARRO ALAT (Diàleg "Fedre", 246a)

 PLATÓ

EL MITE DEL CARRO ALAT
(Diàleg "Fedre", 246a)






Els mites tenen, en el pensament de Plató, el poder d’endinsar-nos en el cor d’una qüestió complexa i de difícil accés. I, certament, la qüestió de l’ànima resulta encara ara un tema complex i difícil d’estudiar. El mite del carro alat apareix en el diàleg de maduresa Fedre.

El mite compara l’ànima humana a un carro alat o “força en la qual van naturalment units un auriga i una parella de cavallats alts” . L’auriga condueix un carro tirat per una parella de cavalls un els quals és blanc, bell i bo; l’altre, negre, lleig i dolent. El cavall blanc simbolitza les tendències positives de l’home, les passions nobles com el coratge o valor, la ira, l’esperança; s’acostuma a anomenar part irascible de l’ànima i està localitzada en el pit. El cavall negre simbolitza les tendències negatives de l’home, els desitjos més baixos, l’instint de conservació, la sexualitat; s’acostuma a anomenar part concupiscible de l’home i està localitzada en el ventre. L’auriga simbolitza la capacitat intel•lectual de l’home o pensament, s’acostuma a anomenar part racional i està localitzada en el cap.

L’ànima, simbolitzada en el carro alat, viu i es mou en el món de les idees; aquest és el seu lloc i casa seva. Si l’auriga controla la parella de cavalls, li serà possible, gràcies al poder propi de les ales, d’enlairar-se ben amunt i gaudir de la contemplació de les idees. Ara bé, si, altrament, els cavalls se li revolten i no sap enlairar-los, ho tindrà tan difícil per contemplar les idees com inepte sigui en la conducció.

De vegades,m una manca de domini de la parella de cavalls fa perdre l’equilibri i l’ànima, perdent també les ales, cau al món de les coses. Allà, “s’agafa a alguna cosa sòlida, on s’estableix, i pren un cos terrestres” (246a). Aquesta ànima caiguda, sense ales i empresonada en un cos terrestre, es troba estranya i fora del seu element. El seu anhel més gran és retornar al seu món original.

El retorn de l’ànima al seu món natural requereix de fer renéixer les ales. Només aquestes ales li permetran d’enlairar-se novament. Però, què fa renéixer les ales? Doncs bé, l’amor té un paper fonamental, ja que no és cap altra cosa que anhel i desig d’allò que no tenim, però que hem tingut.


Ànima tripartida i virtuts ètiques.

El mite del carro alat ens mostra l’ànima com una força, com una entitat dinàmica que integra tres parts: la racional o intel•lectiva, la irascible o de les tendències positives i la concupiscible o de les tendències negatives. Doncs bé, l’ètica platònica es basa en aquesta divisió tripartida de l’ànima. Plató parla de tres virtuts que es corresponen a les tres parts de l’ànima: la saviesa, la fortalesa i la temperança. Finalment, si cada part fa amb excel•lència o virtut allò que li és adequat, aleshores hi ha harmonia en l’ànima. Aquesta harmonia o equilibri entre les parts de l’ànima és el que Plató anomena justícia.

Una ànima té la virtut de la saviesa quan la part racional desenvolupa excel•lentment la seva funció. Una ànima té la virtut de la fortalesa quan la seva part irascible dóna valor a l’ànima i la capacita per a afrontar totes les situacions. Una ànima és temperada quan la seva part concupiscible està controlada i no pertorba l’individu.
 


Menyspreu del cos.

La ciència és possible sense la col•laboració del cos.
La informació sensorial és deficient.
L’ésser humà és bàsicament la seva ànima
No és el cos el que ha de controlar l’ànima, sinó l’ànima la que ha de controlar el cos.Una societat estructurada en classes socials.

Els homes no són éssers autosuficients. L’origen de la polis rau en la impotència individual per a satisfer les pròpies necessitats. Per al grec antic, la societat és la responsable de la supervivència i la felicitat dels ciutadans. Ara bé, la societat no és res més que el conjunt d’individus organitzats i jerarquitzats en classes. A partir d’aquí, Plató parla de la conveniència de tres classes socials: la dels treballadors, la dels militars i la dels governants.
 

Classe
Funció
Treballadors
No exerceix cap activitat política: no és aquesta la seva tasca. Els treballadors han d’oferir a la polis, a la totalitat dels seus membres, els recursos indispensables i suficients, però no més, per a satisfer les necessitats bàsiques. El seu comportament ha d’estar caracteritzat per la temperança en la producció. Artesans, pagesos, pastors i cuiners; comerciants, empresaris i navegants; i també poetes, músics i preceptors; tots plegats constitueixen la classe socials dels treballadors.
Militars
Serà la que protegirà i defensarà la polis tant de qualsevol enemic extern com de qualsevol conflicte o aldarull intern; la seva valentia, l’excel·lència pròpia, farà possible aquesta protecció.
Governants.
Serà l’única que exercirà el poder polític de prendre decisions. La constituirà la classe de les persones sàvies, de les persones que han accedit al coneixement i contemplació de les idees, especialment de la idea de justícia, d’ordre i d’Estat. Aquesta classe es nodrirà de la classe dels militars, d’aquells militars millors, dels qui hagin superat una llarga selecció. És la classe dels governants-filòsofs.

MITE DELS METALLS

La República, III


Però, qui i com determinarà a quina classe pertany cada individu? Segons Plató, la pròpia naturalesa i caràcter personal ens predisposa i ens fa especialment aptes per a un determinat tipus de tasques. Els individus no són iguals, però aquesta desigualtat no es basa en criteris externs, com ara la capacitat econòmica, sinó en criteris més naturals, com la capacitat física i, especialment, la intel•lectual. Amb un altre mite, el dels metalls, Plató defensa la naturalesa diferent de cada individu: hi ha individus formats d’or, altres de plata i altres que tenen una composició de bronze o ferro. Corresponen a cadascuna d’aquestes tipologies d’individus una funció diferent. En això, l’Estat o societat ha de seguir la naturalesa,

En Plató, aquesta estructura tripartida de l’Estat és paral•lela a l’estructura tripartida de l’ànima. En l’ànima hi ha justícia quan cadascuna de les parts que la componen realitza allò que li és propi. Anàlogament, en la polis hi ha justícia quan cada classe realitza, com a membres d’un sol cos, allò que li correspon en funció de la seva pròpia naturalesa. Només aleshores hi haurà a la polis ordre i harmonia.
 


Analogia entre ànima humana (microcosmos) i la polis (macrocosmos)

 

Imatge mítica de l’ànima
Localització anatòmica
Parts de l’ànima
Excel·lència o virtut ètica i política
Classes socials
Funció
Raça mítica
Auriga
Cap
Racional
Saviesa
Governants
Dirigir
D’or
Cavall blanc
Pit
Irascible
Fortalesa
Militars
Protegir
De plata
Cavall negre
Ventre
Concupiscible
Temperança
Treballadors
Proveir
De bronze o ferro


La justícia, màxima virtut, està directament relacionada amb l’harmonia i equilibri de cadascuna de les parts que componen l’individu i la societat. En el cas concret de l’Estat, la justícia dependrà del fet que els governants governin sàviament i que els governats es deixin conduir pels primers. En aquesta harmonia i equilibri resideix la justícia i, per tant, la felicitat, bondat de tots i cadascun dels individus.

La justícia és fer el que toca. Plató diu textualment que “la justícia consisteix a fer cadascú el que li és propi sense barrejar-se en els assumptes dels altres”. (Cada peça al seu lloc)



Jerarquia de règims polítics.

L’Estat perfecte que Plató suggereix és un Estat utòpic. Es tracta d’un Estat aristocràtic en el sentit més original del mot aristocràtic: d’aristos, “els millors”, mot emparentat amb areté, “excel•lència”, i de kratós, “poder, força”.

En el llibre VIII de La República parla d’altres règims polítics que són quatre possibles malalties de l’Estat o degeneracions de l’Estat perfecte o aristocràcia.


 

Malaltia de l’Estat
Formes d’Estat
Origen
Governants
Característiques
Timocràcia
Degeneració de l’aristocràcia
Els homes d’acció, la classe dels militars
Es caracteritza per l’ambició de la classe militar que no mira pel bé i la felicitat comuns, sinó per la prosperitat personal
Oligarquia
Degeneració de la timocràcia
La classe dels poderosos i adinerats
Es caracteritza per la cobdícia de la classe dirigent, que només busca el propi enriquiment. Aquesta classe es converteix en explotadora de les altres
Democràcia
Degeneració de l’oligarquia
El poble
Es caracteritza per la llibertat i la igualtat. Això no és positiu, tal com podríem pensar, ja que tothom fa i diu el que vol. A més, els pobres s’igualen als rics, els ignorants als savis, els corruptes als virtuosos. La direcció de l’Estat no es reserva a les mans més preparades i millors.
Tirania
Degeneració de la democràcia
Un líder ambiciós i carismàtic
És la degeneració política extrema, conseqüència de les baralles i guerres civils fruits de la democràcia. En aquest clima d’inestabilitat, s’alça un “salvador” que s’acaba convertint en omnipotent, corrompent i atemorint els altres


Pel·lícula relacionada (gràcies a Sara Crespo i David Jiménez del B21).


DIVERGENTE - Trailer Oficial - Subtitulado Español - HD



La historia de Divergente en 3 minutos





martes, 14 de septiembre de 2021

PLATÓ. GRAUS DE CONEIXEMENT. SÍMIL DE LA LÍNIA.

 PLATÓ. 

GRAUS DE CONEIXEMENT.

 SÍMIL DE LA LÍNIA. 






República VI: El símil de la línea  (Rep., 510a-511e)


--Ahora bien, también sabes que, para las más de las gentes, el bien es el placer; y para los más ilustrados, el conocimiento.

--¿Cómo no?

--Y también, mi querido amigo, que quienes tal opinan no pueden indicar qué clase de conocimiento, sino que al fin se ven obligados a decir que el del bien.

--Lo cual es muy gracioso --dijo.

--¿Cómo no va a serlo --dije--, si después de echarnos en cara que no conocemos el bien nos hablan luego como a quien lo conoce? En efecto, dicen que es el conocimiento del bien, como si comprendiéramos nosotros lo que quieren decir cuando pronuncian el nombre del bien.

--Tienes mucha razón --dijo.

--¿Y los que definen el bien como el placer? ¿Acaso no incurren en un extravío no menor que el de los otros? ¿No se ven también éstos obligados a convenir en que existen placeres malos?

--En efecto.

--Les acontece, pues, creo yo, el convenir en que las mismas cosas son buenas y malas. ¿No es eso?

--¿Qué otra cosa va a ser?

--¿Es, pues, evidente, que hay muchas y grandes dudas sobre esto?
--¿Cómo no?
--¿Y qué? ¿No es evidente también que mientras con respecto a lo justo y lo bello hay muchos que, optando por la apariencia, prefieren hacer y tener lo que lo parezca, aunque no lo sea, en cambio, con respecto a lo bueno, a nadie le basta con poseer lo que parezca serlo, sino que buscan todos la realidad, desdeñando en ese caso la apariencia?
--Efectivamente --dijo.
--Pues bien, esto que persigue y con miras a lo cual obra siempre toda alma, que, aun presintiendo que ello es algo, no puede, en su perplejidad, darse suficiente cuenta de lo que es ni guiarse por un criterio tan seguro como en lo relativo a otras cosas, por lo cual pierde también las ventajas que pudiera haber obtenido de ellas… ¿Consideraremos, pues, necesario que los más excelentes ciudadanos, a quienes vamos a confiar todas las cosas, permanezcan en semejante oscuridad con respecto a un bien tan preciado y grande?
--En modo alguno --dijo.
--En efecto, creo yo --dije-- que las cosas justas y hermosas de las que no se sabe en qué respecto son buenas no tendrán un guardián que valga gran cosa en aquel que ignore este extremo; y auguro que nadie las conocerá suficientemente mientras no lo sepa.
--Bien auguras --dijo.
--¿No tendremos, pues, una comunidad perfectamente organizada cuando la guarde un guardián conocedor de estas cosas?
--Es forzoso --dijo--. 
--Pero tú, Sócrates, ¿dices que el bien es el conocimiento, o que es el placer, o que es alguna otra distinta de éstas?
--¡Vaya con el hombre! --exclamé--. Bien se veía desde hace rato que no te ibas a contentar con lo que opinaran los demás acerca de ello.
--Porque no me parece bien, ¡oh Sócrates! --dijo--, que quien durante tanto tiempo se ha ocupado de estos asuntos pueda exponer las opiniones de los demás, pero no las suyas.
--¿Pues qué? --dije yo--. ¿Te parece bien que hable uno de las cosas que no sabe como si las supiese?
--No como si las supiese --dijo--, pero sí que acceda a exponer, en calidad de opinión, lo que él opina.
--¿Y qué? ¿No te has dado cuenta --dije-- de que las opiniones sin conocimiento son todas defectuosas? Pues las mejores de entre ellas son ciegas. ¿O crees que difieren en algo de unos ciegos que van por buen camino aquellos que profesan una opinión recta pero sin conocimiento?
--En nada --dijo.
--¿Quieres, entonces, ver cosas feas, ciegas y tuertas, cuando podrías oírlas claras y hermosas de labios de otros?
--¡Por Zeus! --dijo Glaucón--. No te detengas, ¡oh Sócrates!, como si hubieses llegado ya al final. A nosotros nos basta que, como nos explicaste lo que eran la justicia, templanza y demás virtudes, del mismo modo nos expliques igualmente lo que es el bien.
--También yo, compañero, --dije--, me daría por plenamente satisfecho. Pero no sea que resulte incapaz de hacerlo y provoque vuestras risas con mis torpes esfuerzos. En fin, dejemos por ahora, mis bienaventurados amigos, lo que pueda ser el bien en sí, pues me parece un tema demasiado elevado para que, con el impulso que llevamos ahora, podamos llegar en este momento a mi concepción acerca de ello. En cambio, estoy dispuesto a hablaros de algo que parece ser hijo del bien y asemejarse sumamente a él; eso si a vosotros os agrada, y si no, lo dejamos.
--Háblanos, pues --dijo--. Otra vez nos pagarás tu deuda con la descripción del padre.
--¡Ojalá --dije-- pudiera yo pagarla y vosotros percibirla entera en vez de contentaros, como ahora, con los intereses! En fin, llevaos, pues, este hijo del bien en sí, este interés producido por él, mas cuidad de que yo no os engañe involuntariamente, pagándoos los réditos en moneda falsa.
--Tendremos todo el cuidado posible --dijo--. Pero habla ya. 
--Sí --contesté--, pero después de haberme puesto de acuerdo con vosotros y de haberos recordado lo que se ha dicho antes y se había dicho ya muchas otras veces.
--¿Qué? --dijo.
--Afirmamos y definimos en nuestra argumentación --dije-- la existencia de muchas cosas buenas y muchas cosas hermosas y muchas también de cada una de las demás clases.
--En efecto, así lo afirmamos.
--Y que existe, por otra parte, lo bello en sí y lo bueno en sí; y del mismo modo, con respecto a todas las cosas que antes definíamos como múltiples, consideramos, por el contrario, cada una de ellas como correspondiente a una sola idea, cuya unidad suponemos, y llamamos a cada cosa «aquello que es».
--Tal sucede.
--Y de lo múltiple decimos que es visto, pero no concebido, y de las ideas, en cambio, que son concebidas, pero no vistas.
--En absoluto.
--Ahora bien, ¿con qué parte de nosotros vemos lo que es visto?
--Con la vista --dijo.
--¿Y no percibimos --dije-- por el oído lo que se oye y por medio de los demás sentidos todo lo que se percibe?
--¿Cómo no?
--¿No has observado --dije-- de cuánta mayor generosidad usó el artífice de los sentidos para con la facultad de ver y ser visto?
--No, en modo alguno --dijo.
--Pues considera lo siguiente: ¿existe alguna cosa de especie distinta que les sea necesaria al oído para oír o a la voz para ser oída; algún tercer elemento en ausencia del cual no podrá oír el uno ni ser oída la otra?
--Ninguna --dijo.
--Y creo también --dije yo-- que hay muchas otras facultades, por no decir todas, que no necesitan de nada semejante. ¿O puedes tú citarme alguna?
--No, por cierto --dijo.
--Y en cuanto a la facultad de ver y ser visto, ¿no te has dado cuenta de que ésta sí que necesita?
--¿Cómo?
--Porque aunque, habiendo vista en los ojos, quiera su poseedor usar de ella, y aunque esté presente el color en las cosas, sabes muy bien que si no se añade la tercera especie particularmente constituida para este mismo objeto, ni la vista verá nada ni los colores serán visibles.
--¿Y qué es eso --dijo-- a que te refieres?
--Aquello --contesté-- a lo que tú llamas luz.
--Tienes razón --dijo.
--No es pequeña, pues, la medida en que, por lo que toca a excelencia, supera el lazo de unión entre el sentido de la vista y la facultad de ser visto a los que forman las demás uniones; a no ser que la luz sea algo despreciable.
--No --dijo--; está muy lejos de serlo.
--¿Y a cuál de los dioses del cielo puedes indicar como dueño de estas cosas y productor de la luz, por medio de la cual vemos nosotros y son vistos los objetos con la mayor perfección posible?
--Al mismo --dijo-- que tú y los demás, pues es evidente que preguntas por el sol.
--Ahora bien, ¿no se encuentra la vista en la siguiente relación con respecto a este dios?
--¿En cuál?
--No es sol la vista en sí, ni tampoco el órgano en que se produce, al cual llamamos ojo.
--No, en efecto.
--Pero éste es, por lo menos, el más parecido al sol, creo yo, de entre los órganos de los sentidos.
--Con mucho.
--Y el poder que tiene, ¿no lo posee como algo dispensado por el sol en forma de una especie de emanación?
--En un todo.
--¿Más no es así que el sol no es visión, sino que siendo causante de ésta, es percibido por ella misma?
--Así es --dijo.
--Pues bien, he aquí --continué-- lo que puedes decir que yo designaba como hijo del bien, engendrado por éste a su semejanza como algo que, en la región visible, se comporta, con respecto a la visión y a lo visto, del mismo modo que aquél en la región inteligible con respecto a la inteligencia y a lo aprehendido por ella.
--¿Cómo? --dijo--. Explícamelo algo más.
--¿No sabes --dije--, con respecto a los ojos, que, cuando no se les dirige a aquello sobre cuyos colores se extienda la luz del sol, sino a lo que alcanzan las sombras nocturnas, ven con dificultad y parecen casi ciegos, como si no hubiera en ellos visión clara?
--Efectivamente --dijo.
--En cambio, cuando ven perfectamente lo que el sol ilumina, se muestra, creo yo, que esa visión existe en aquellos mismos ojos.
--¿Cómo no?
--Pues bien, considera del mismo modo lo siguiente con respecto al alma. Cuando ésta fija su atención sobre un objeto iluminado por la verdad y el ser, entonces lo comprende y conoce y demuestra tener inteligencia; pero cuando la fija en algo que está envuelto en penumbras, que nace o perece, entonces, como no ve bien, el alma no hace más que concebir opiniones siempre cambiantes y parece hallarse privada de toda inteligencia.
--Tal parece, en efecto.
--Puedes, por tanto, decir que lo que proporciona la verdad a los objetos del conocimiento y la facultad de conocer al que conoce, es la idea del bien a la cual debes concebir como objeto del conocimiento pero también como causa de la ciencia y de la verdad; y así, por muy hermosas que sean ambas cosas, el conocimiento y la verdad, juzgarás rectamente si consideras esa idea como otra cosa distinta y más hermosa todavía que ellas. Y en cuanto al conocimiento y la verdad, del mismo modo que en aquel otro mundo se puede creer que la luz y la visión se parecen al sol, pero no que sean el mismo sol, del mismo modo en éste es acertado el considerar que uno y otra son semejantes al bien, pero no lo es el tener a uno cualquiera de los dos por el bien mismo, pues es mucho mayor todavía la consideración que se debe a la naturaleza del bien.
--¡Qué inefable belleza --dijo-- le atribuyes! Pues, siendo fuente del conocimiento y la verdad, supera a ambos, según tú, en hermosura. No creo, pues, que lo vayas a identificar con el placer.
--Ten tu lengua --dije--. Pero continúa considerando su imagen de la manera siguiente.
--¿Cómo?
--Del sol dirás, creo yo, que no sólo proporciona a las cosas que son vistas la facultad de serlo, sino también la generación, el crecimiento y la alimentación; sin embargo, él no es generación.
--¿Cómo había de serlo?
--Del mismo modo puedes afirmar que a las cosas inteligibles no sólo les adviene por obra del bien su cualidad de inteligibles, sino también se les añaden, por obra también de aquél, el ser y la esencia; sin embargo, el bien no es esencia, sino algo que está todavía por encima de aquélla en cuanto a dignidad y poder.
Entonces Glaucón dijo con mucha gracia:
--¡Por Apolo! ¡Qué maravillosa superioridad!
--Tú tienes la culpa --dije--, porque me has obligado a decir lo que opinaba acerca de ello.
--Y no te detengas en modo alguno-- dijo--. Sigue exponiéndonos, si no otra cosa, al menos la analogía con respecto al sol, si es que te queda algo que decir.
--Desde luego --dije--; es mucho lo que me queda.
--Pues bien --dijo--, no te dejes ni lo más insignificante.
--Me temo --contesté-- que sea mucho lo que me deje. Sin embargo, no omitiré de intento nada que pueda ser dicho en esta ocasión.
--No, no lo hagas --dijo.
--Pues bien --dije--, observa que, como decíamos, son dos, y que reinan, el uno en el género y región inteligibles, y el otro, en cambio, en la visible; y no digo que en el cielo para que no creas que juego con el vocablo. Sea como sea, ¿tienes ante ti esas dos especies, la visible y la inteligible?
--Las tengo.
--Toma, pues,una línea que esté cortada en dos segmentos desiguales y vuelve a cortar cada uno de los segmentos, el del género visible y el del inteligible, siguiendo la misma proporción. Entonces tendrás, clasificados según la mayor claridad u oscuridad de cada uno: en el mundo visible, un primer segmento, el de las imágenes. Llamo imágenes ante todo a las sombras y, en segundo lugar, a las figuras que se forman en el agua y en todo lo que es compacto, pulido y brillante y a otras cosas semejantes, si es que me entiendes.
--Sí que te entiendo.
--En el segundo pon aquello de lo cual esto es imagen: los animales que nos rodean, todas las plantas y el género entero de las cosas fabricadas
--Lo pongo --dijo.
--Accederías acaso --dije yo-- a reconocer que lo visible se divide, en proporción a la verdad o a la carencia de ella, de modo que la imagen se halle, con respecto a aquello que imita, en la misma relación en que lo opinado con respecto a lo conocido?
--Desde luego que accedo --dijo.
--Considera, pues, ahora de qué modo hay que dividir el segmento de lo inteligible.
--Cómo?
--De modo que el alma se vea obligada a buscar la una de las partes sirviéndose, como de imágenes, de aquellas cosas que antes eran imitadas, partiendo de hipótesis y encaminándose así, no hacia el principio, sino hacia la conclusión; y la segunda ,partiendo también de una hipótesis, pero para llegar a un principio no hipotético y llevando a cabo su investigación con la sola ayuda de las ideas tomadas en sí mismas y sin valerse de las imágenes a que en la búsqueda de aquello recurría.
--No he comprendido de modo suficiente --dijo-- eso de que hablas.
--Pues lo diré otra vez --contesté--. Y lo entenderás mejor después del siguiente preámbulo. Creo que sabes que quienes se ocupan de geometría, aritmética y otros estudios similares dan por supuestos los números impares y pares, las figuras, tres clases de ángulos y otras cosas emparentadas con éstas y distintas en cada caso; las adoptan como hipótesis, procediendo igual que si las conocieran, y no se creen ya en el deber de dar ninguna explicación ni a sí mismos ni a los demás con respecto a lo que consideran como evidente para todos, y de ahí es de donde parten las sucesivas y consecuentes deducciones que les llevan finalmente a aquello cuya investigación se proponían.
--Sé perfectamente todo eso --dijo.
--Y no sabes también que se sirven de figuras visibles acerca de las cuales discurren, pero no pensando en ellas mismas, sino en aquello a que ellas se parecen, discurriendo, por ejemplo, acerca del cuadrado en sí y de su diagonal, pero no acerca del que ellos dibujan, e igualmente en los demás casos; y que así, las cosas modeladas y trazadas por ellos, de que son imágenes las sombras y reflejos producidos en el agua, las emplean, de modo que sean a su vez imágenes, en su deseo de ver aquellas cosas en si que no pueden ser vistas de otra manera sino por medio del pensamiento?
--Tienes razón --dijo.
--Y así, de esta clase de objetos decía yo que era inteligible, pero que en su investigación se ve el alma obligada a servirse de hipótesis y, como no puede remontarse por encima de éstas, no se encamina al principio, sino que usa como imágenes aquellos mismos objetos, imitados a su vez por comparación con éstos, son también ellos estimados y honrados como cosas palpables.
--Ya comprendo --dijo-- te refieres a lo que se hace en geometría y en las ciencias afines a ella.
--Pues bien, aprende ahora que sitúo en el segundo segmento de la región inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como verdaderas hipótesis, es decir, peldaos y trampolines que la eleven hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez haya llegado a éste, irá pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que de ese modo descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en las ideas.
--Ya me doy cuenta --dijo--, aunque no perfectamente, pues me parece muy grande la empresa a que te refieres, de que lo que intentas es dejar sentado que es más clara la visión del ser y de lo inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las llamadas artes, a las cuales sirven de principios las hipótesis; pues, aunque quienes las estudian se ven obligados a contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos, sin embargo, como no investigan remontándose al principio, sino partiendo de hipótesis, por eso te parece a ti que no adquieren conocimiento de esos objetos que son, empero, inteligibles cuando están en relación con un principio. Y creo también que a la operación de los geómetras y demás la llamas pensamiento, pero no conocimiento, porque el pensamiento es algo que está entre la simple creencia y el conocimiento.
--Lo has entendido --dije-- con toda perfección. Ahora aplícame a los cuatro segmentos estas cuatro operaciones que realiza el alma: la inteligencia, al más elevado; el pensamiento, al segundo; al tercero dale el de la creencia y al último la imaginación; y ponlos en ese orden,considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participen de la verdad los objetos a que se aplica.
--Ya lo comprendo --dijo--; estoy de acuerdo y los ordeno como dices.
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